Artículo publicado por John Pavlus el 19 de mayo de 2016 en Quanta Magazine
El matemático Ken Ono cree que la historia de Srinivasa Ramanujan — erudito matemático y desertor escolar por dos veces — tiene valiosas lecciones sobre cómo encontramos y recompensamos el genio oculto.
Durante los primeros 27 años de su vida, el matemático Ken Ono sufrió el fracaso y la desilusión. Al menos, así es como se veía a sí mismo. Siendo el menor de los hijos de unos inmigrantes japoneses de primera generación en los Estados Unidos, Ono creció bajo la la firme presión de lograr resultados académicos. Sus padres establecieron un listón inusualmente alto. El padre de Ono, un eminente matemático que aceptó la invitación de J. Robert Oppenheimer para unirse al Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, Nueva Jersey, esperaba que su hijo siguiese sus pasos. La madre de Ono, mientras tanto, era la quintaesencia de una «madre tigre», desanimando de cualquier interés que no estuviese relacionado con la regular acumulación de méritos académicos.