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Artículo publicado por David L. Chandler el 10 de agosto de 2015 en MIT News
Un nuevo diseño podría por fin ayudar a hacer realidad la fuente de energía buscada desde hace tanto tiempo.
Hay una vieja broma que muchos científicos que trabajan en la fusión nuclear están hartos de escuchar: las plantas prácticas de fusión nuclear están a 30 años de ser una realidad, y siempre lo estarán.
Pero ahora, por fin, la broma puede que deje de ser cierta: los avances en la tecnología de imanes han permitido a los investigadores del MIT proponer un nuevo diseño para un reactor de fusión de tipo tokamak compacto de uso práctico, y es uno que podría ser una realidad en apenas una década, señalan. La era de la energía de fusión, que podría ofrecer una fuente de energía casi inagotable, puede estar acercándose.
Usar estos nuevos superconductores comercialmente disponibles, cintas superconductoras de óxido de cobre, bario y tierras raras (REBCO), para producir bobinas de potentes campos magnéticos «es lo que permea todo el diseño», dice Dennis Whyte, profesor de ciencia e ingeniería nuclear y director del Centro de Fusión y Ciencias de Plamas. «Esto lo cambia todo».