Investigadores usando un barco de investigación sofisticado extraen núcleos sedimentarios de las profundidades marinas de los océanos de todo el mundo para cartografiar los pasados cambios climáticos

Investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder, usando un barco de investigación sofisticado extrajeron núcleos sedimentarios de los océanos de todo el mundo para cartografiar los cambios climáticos en el pasado.

Un equipo de investigación liderado por laUniversidad de Colorado en Boulder traceando el origen de un gran incremento de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra al final de la última glaciación han detectado dos antiguas erupciones que se originaron en las zonas más profundas de los océanos.

El nuevo estudio indica que el carbono que se había formado en los océanos a lo largo de milenios fue liberado en dos grandes pulsos, uno hace unos 18 000 años y otro hace unos 13 000, dijeron Thomas Marchitto y Scott Lehman del Instituto de Investigación Alpina y Ártica de la CU en Boulder, quienes lideraron juntos el proyecto. Aunque los científicos sabían desde hace mucho tiempo que se liberaron 600 mil millones de toneladas métricas de carbono a la atmósfera tras la última glaciación, este nuevo estudio es el primero en trazarlo con claridad. El CO2 pasó del fondo de los océanos a la parte superior y luego a la atmósfera, ésto debería ayudar a los científicos a comprender mejor los ciclos naturales del CO2 y los posibles impactos del cambio climático causado por el hombre.

«Esta es una de las pruebas más claras de que la enorme liberación de carbono a la atmósfera durante la última glaciación fue disparada por unos buscos cambios en la circulación de las profundidades oceánicas», dijo Marchitto. Marchitto y Lehman son miembros del profesorado del Departamento de Ciencias Geológicas de CU-Boulder.

Un artículo sobre el tema apareció en la edición online del 11 de mayo de la revista Science. Los coautores del artículo incluyen a Jacqueline Flueckiger de INSTAAR, Joseph Ortiz de la Universidad de Kent State y Alexander van Geen de Observatorio Terrestre Lamont Doherty de la Universidad de Columbia. El estudio fue financiado por la Fundación Nacional de Ciencia.

Aunque gran parte del CO2 liberado por los océanos tras el final de la última glaciación hace unos 19 000 años fue asimilado por el re-crecimiento de bosques en áreas previamente cubiertas por capas de hielo, permaneció el suficientes en la atmósfera para aumentar significativamente las concentraciones de CO2, dicen los autores. Hoy, los niveles de CO2 son mayores que nunca en los pasados 650 000 años debido al incremento de la quema de combustibles fósiles.

«La época de la principal liberación de CO2 tras la última glaciación corresponde muy cercanamente con cambios en la circulación en las profundidades marinas causadas por la fusión del hielo del Atlántico Norte», dijo Lehman. «Por lo que nuestro estudio en realidad subraya las preocupaciones actuales sobre la capacidad del océano para asimilar el CO2 de los combustibles fósiles del futuro, debido a que continúa el calentamiento casi con toda seguridad tendrá impacto en el modo y la velocidad de las circulaciones oceánicas».

El equipo analizó núcleos sedimentarios extraídos del suelo del Océano Pacífico a una profundidad de unos 700 metros de profundidad en la costa de Baja California usando un trazador” isotópico, conocido como carbono 14, para rastrear el escape de carbono de las profundidades marinas hacia la parte superior del océano y hacia la atmósfera durante los últimos 40 000 años. Extraídos de los caparazones de diminutos organismos marinos conocidos como foraminifera – que contienen marcas químicas de agua del mar que data de decenas de miles de años – los isótopos de carbono 14 son los más comúnmente usados en datación por radiocarbono de material orgánico como madera, huesos o caparazones.

Encontraron que la “edad” del carbono 14 del agua de la parte alta del océano era básicamente constante durante los pasados 40 000 años, excepto durante el intervalo posterior a la glaciación más reciente, cuando el CO2 atmosféricos incrementó drásticamente. El estudio demuestra que el añadido a la parte superior del océano y la atmósfera a finales de la última glaciación era “muy viejo”, lo que sugiere que había sido almacenado en las profundidades del océano y aislado de la atmósfera durante miles de años, dijo Marchitto.

«Dado que el carbono 14 sirve como “trazador” y como “reloj”, fuimos capaces de demostrar que la absorción y liberación de CO2 por el océano en el pasado está íntimamente ligado a cómo y cómo de rápido circulaba el océano», dijo Marchitto.

Los humanos han bombeado una cantidad estimada de 300 mil millones de toneladas de carbono a la atmósfera desde la Revolución Industrial, y los océanos han absorbido casi la mitad del mismo, dijo Lehman.

«Si los océanos no fuesen unos “sumideros” tan enormes para el carbono, el incremento de CO2 atmosférico en las recientes décadas sería considerablemente mayor», dijo. «Dado que la absorción de CO2 de la superficie de la Tierra está compensándose casi por completo por la tala y quema de bosques, cualquier decremento en la absorción del CO2 de los combustibles fósiles por parte de los océanos podría colocarnos en serios problemas», dijo Lehman.

«Cuando cambia el sistema de circulación oceánica, esto altera cómo el aguar profunda y rica en carbono sube a la superficie para liberar el carbono a la atmósfera», dijo el Director Interino del INSTAAR Jim White, científico climático que no estuvo involucrado en el estudio. «Esto es importante no sólo para comprender porqué vinieron y se fueron las glaciaciones en el pasado, sin que es una información crucial para comprender cómo los océanos responden al futuro cambio climático».

Los estudios de la CU-Boulder y otras instituciones en los últimos años han mostrado una nítida bajada en el hielo del Océano Ártico en las recientes décadas y una pérdida de masa de hielo en Groenlandia, lo cual algunos piensan que podría combinarse para alterar la circulación del Atlántico Norte e interrumpir los patrones de circulación oceánica mundiales.


Fecha Original: 10 de mayo de 2007
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